Gustavo Petro ha perdido la paciencia con el Congreso, que ha rechazado o dilatado sus reformas más importantes, y prepara una consulta popular con la que dejar en manos de los ciudadanos la decisión de llevar a cabo o no los cambios que prometió durante la campaña electoral. “Me arriesgo. Pero no me da temor. El pueblo decide el destino. Es la ley básica de la democracia”, dice a EL PAÍS el presidente de Colombia, consciente de a lo que se enfrenta.
Petro se juega cuatro años de Gobierno en un inesperado referéndum: “Me arriesgo”
