Sus ataques contra lo que denomina “el cáncer de la ideología woke” le costaron caros al presidente argentino, Javier Milei. Sus diatribas en el Foro Económico Mundial, donde vinculó a la homosexualidad con el abuso infantil, pusieron al Gobierno ultra en una situación incómoda y a la defensiva: durante la última semana, funcionarios y voceros oficiales oscilaron entre doblar la apuesta —lanzaron un proyecto para abolir la figura de feminicidio— o relativizar los dichos del mandatario y argumentar que fueron tergiversados. No lograron desactivar el conflicto y la respuesta fue un amplio rechazo, transversal a distintos sectores sociales y políticos, que este sábado se manifestará en la llamada Marcha federal del orgullo antifascista y antirracista.
Milei enfrenta una ola de repudios por sus ataques al feminismo y la comunidad gay
