Las imágenes de la última semana ya se han vuelto paisaje: militares uniformados para el combate en la puerta de un edificio gubernamental, inspecciones con perros a los coches que cruzan las casetas de cobro de las principales autopistas, requisas en el metro, en los buses, en cualquier esquina. El Gran Hermano chavista ha desplegado toda su presencia de cara a la toma de posesión del próximo viernes, cuando jurará el cargo un presidente en Venezuela. Ese es el dato fáctico, lo que ocurrirá en detalle está por conocerse. El actual, Nicolás Maduro, ha puesto a su favor todo el aparato estatal para retener el poder otros seis años más, a pesar de las sospechas más que infundadas de que cometió un fraude electoral el 28 de julio, arrebatándole la victoria a Edmundo González, el opositor que este lunes se vio las caras en la Casa Blanca con Joe Biden, el presidente saliente de Estados Unidos. González pretende que Estados Unidos le ayude a lograr la restauración “del orden democrático” en Venezuela.
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