¿Cómo es que?

Director de analítica de datos del IMCO y profesor de macroeconomía del ITAM.

El 1 de octubre de 2024 quedará grabado en la historia de nuestro país. Es la primera vez que una mujer ocupa la Presidencia desde su independencia y lo hace al mismo tiempo que otras dos mujeres encabezan los poderes legislativo y judicial. En el acto de su toma de posesión, la presidenta Claudia Sheinbaum envió diferentes mensajes, entre ellos, un recuento de los logros económicos de su predecesor en forma de preguntas. Más allá de la retórica, sus planteamientos nos invitan a reflexionar sobre los cimientos de la economía nacional en los que se asentó la estrategia del expresidente López Obrador.

El modelo económico que comenzó a adoptarse en México después de la crisis de deuda de 1982 se fue consolidando paulatinamente, pues aún tuvo que transigir nuevos episodios críticos en 1986 y 1994. No obstante, varios hitos que se consolidaron en los años siguientes resultan fundamentales para responder a las preguntas que planteó la presidenta. Destaca la autonomía del Banco de México, la flexibilidad cambiaria, el marco de responsabilidad fiscal y el tratado de libre comercio que formaliza la integración regional de México, Estados Unidos y Canadá. Los cuatro fueron claves para explicar los éxitos logrados y, al mismo tiempo, deben preservarse para conseguir los retos que hoy enfrenta la economía del país.

“¿Cómo es que 9.5 millones de mexicanos y mexicanas, de acuerdo con el Banco Mundial, salieron de pobreza en tan solo seis años?”, preguntó la presidenta. Porque existía el espacio fiscal para impulsar un gasto en transferencias directas sin recurrir exclusivamente a un mayor endeudamiento. “¿Cómo es que, sin subir impuestos, se redujeron las desigualdades?”, agrega. Porque la reforma hacendaria de 2014 brindó las bases para cerrar las brechas que aún existían en el cobro de impuestos del sistema renta, herramientas que usaron de forma extendida las autoridades fiscales para incrementar la recaudación sin incrementar las tasas estatutarias.

“¿Cómo es que somos de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico menos endeudados y con una moneda fuerte?” Porque el incremento en la deuda se moderó por el uso de activos financieros, como los fondos de estabilización y fideicomisos, a lo que habría que añadir un trabajo de al menos tres décadas en fortalecer el mercado cambiario, lo que le brinda liquidez y profundidad para vincularse más con aspectos globales y menos con hechos idiosincráticos.

“¿Cómo es que somos de los países con menos desempleo?”, porque un porcentaje de la población labora en condiciones de subocupación y el tamaño del sector informal es enorme. “¿Cómo es que hay más bienestar y al mismo tiempo ganaron más los empresarios y los bancos?” Porque las ganancias se deben a la enorme concentración que existe en mercados e industrias estratégicas del país, pero los mayores recursos de los hogares se explican por la política social basada en transferencias, el impulso al salario mínimo que impactó sobre los demás salarios y el flujo de remesas del exterior.

“¿Cómo es que estamos en récord de inversión extranjera directa y al mismo tiempo aumentaron los salarios?” Habría que aclarar que la inversión extranjera del sexenio no es la más alta con respecto a administraciones previas, y que incluso el rubro de nuevas inversiones ha venido cayendo trimestre a trimestre a tasa anual desde mediados de 2022. Y sí, los salarios aumentaron, no solo los relativos a la población que labora en la formalidad (como el mínimo o el promedio de cotización del IMSS), sino también el ingreso laboral de la población ocupada.

“¿Cómo es que aumentó el salario mínimo y no subió la inflación?” El salario mínimo en términos reales, ponderando el vigente para la frontera norte y el resto del país, creció 120 por ciento entre noviembre de 2018 y agosto de 2024, al tiempo que la inflación acumulada del mismo periodo fue de 32 por ciento. No obstante, el índice global de productividad laboral muestra una caída de 4 por ciento en el mismo lapso. Por lo que existe un riesgo considerable de que mayores aumentos a los salarios que no se acompañen de crecimientos de la productividad tengan efectos negativos sobre el empleo y la inflación.

En síntesis, vimos un progreso relevante en el bienestar de los hogares por una combinación de una política fiscal enfocada en mayores transferencias en efectivo y un soporte considerable vía el financiamiento externo de las remesas provenientes de Estados Unidos. A eso se suman las herramientas de estabilidad macroeconómica que tomó décadas construir, y que día a día contribuyen a contener los riesgos de desajustes severos.

El reto estará en diseñar políticas que utilicen estos recursos para promover un mayor crecimiento. Los balances fiscal y externo requieren que la economía siga creciendo para favorecer de forma sostenible el esquema de financiamiento que se impulsó en el sexenio anterior. La parte positiva es que la economía mexicana dispone de los cimientos para impulsar una agenda competitiva en favor del crecimiento del país, pero todo comienza por la importancia de reconocer que se requieren cambios en la estrategia.

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