No hay que confundir el título de esta columna con el activismo político de Enrique Alfaro en favor de MC; no, en todo caso, es el rechazo a otros partidos políticos por parte de los jaliscienses, que no quieren ser gobernados ni por el PRI, PAN, PRD y tampoco por Morena y rémoras.
Esto significa que el candidato emecista Pablo Lemus se perfila para ser el próximo gobernador de Jalisco, merced a diversos factores como su exitosa gestión como presidente municipal de Guadalajara y Zapopan, y también porque ha desplegado una campaña política que le ha permitido granjearse el apoyo de sus coterráneos.
En los últimos días, su adversaria política, Claudia Delgadillo, ha entrado en una espiral decreciente en las encuestas, merced a varios desaciertos personales, como presentarse en estado inconveniente en un mitin en San Sebastián del Oeste.
La frivolidad y el gusto por la buena vida de la abanderada de Morena, no tendrían gran impacto entre los electores, sino fuera porque esos actos conllevan la irresponsabilidad de una bisoña política que no tiene los tamaños para ser gobernadora.
Para Pablo Lemus no todo ha sido miel sobre hojuelas, principalmente por acarrear los negativos de Enrique Alfaro en temas como la inseguridad pública; escasez de agua potable y también por avalar la actuación de malos colaboradores que incluso, cargan imputaciones serias por parte de la Fiscalía General de la República.
El caso del exsecretario de Transporte, Diego Monraz Villaseñor, quien optó por pedir licencia a su cargo hasta el 3 de junio del presente año para atender asuntos personales, es emblemático en cuanto al impropio comportamiento de un servidor público.
El tema no es menor porque se desprende un tufo de sospechosismo en torno a huachicoleo, triangulación de recursos públicos y otras lindezas que han dado cuenta los medios de comunicación locales.
Se comenta en los corrillos políticos de esa entidad que el gobernador Alfaro está tentado por el canto de las sirenas del oficialismo para que entregue la plaza en favor de Claudia Delgadillo, aunquetambién está en boca de todos que no capitulará por darle gusto a Dante Delgado, jerarca nacional de los naranjas, a quien cada vez le cuesta más cubrir su querencia por Claudia Sheinbaum.
Cada vez está más claro que Jorge Álvarez Máynez es un patiño del poder para reventar a Xóchitl Gálvez, aunque esta es otra historia, pero que incide, incluso, en Jalisco.
Mientras tanto, tan solo faltan tres semanas para esclarecer el comportamiento del mandatario jalisciense en torno a la elección en donde se conocerá a su sucesor o sucesora.
Los estudios demoscópicos serios en estos momentos, apuntan una ventaja de Pablo Lemus de entre 8 y 12 puntos sobre la candidata de Morena y rémoras, aunque esta ventaja, que se antoja definitiva, no garantiza que gane la elección del 2 de junio.
En los últimos años, ha llamado la atención que en las tres entidades más importantes del país, como la CDMX, Nuevo León y Jalisco, no gobierne el PAN ni el PRI y como se aprecia, esta ecuación cambiará muy poco en los comicios del 2 de junio en virtud de que Jalisco seguirá bajo la egida de MC y los principales municipios de Nuevo León como la capital Monterrey, seguirán gobernadas por Movimiento Naranja; en cambio, la CDMX volverá al redil con el triunfo del panista Santiago Taboada, quien ahora también está apoyado por el PRI y el PRD.
A la fecha se han efectuado tres debates de los cuatro pactados por las fuerzas políticas de Jalisco, el último será el 26 de mayo, en la víspera de la elección y seguramente servirá para que los electores indecisos tomen una decisión en el sentido de su voto.
Más allá de filias y fobias, diremos sobre el ganador de los tres debates realizados, que la consolidación de Pablo Lemus en el primer lugar en las encuestas serias, se debe, entre otros factores, a que tuvo un buen desempeño en esos ejercicios de esgrima verbal.
Ante la desesperación, los políticos acuden a la guerra sucia y no dude, estimado lector, que ello se verá en la elección presidencial y por supuesto, en Jalisco; esperemos que la ciudadanía tenga la información suficiente y la madurez democrática para estar a la altura de los tiempos y de los coletazos del autoritarismo.