El pasado 30 de abril los legisladores y legisladoras del Congreso de la Unión concluyeron las actividades del último periodo ordinario de la LXV Legislatura, que arrancó el 1 de septiembre de 2021.
Con un Congreso de la Unión dividido luego que la oposición le arrancara a Morena la mayoría en la Cámara de Diputados en las elecciones intermedias, nuestros diputados, diputadas, senadores y senadoras se han dado una vida envidiable y a costa del erario, pues su productividad fue baja y poco funcional.
En la Legislatura que terminó entre palmadas en la espalda y aplausos que se dieron a ellos mismos, apenas se aprobaron 299 iniciativas de las 10 mil 407 que presentaron, es decir, solamente un 2.9 por ciento, además de que en el Senado 35 personas que llegaron ahí por votantes que les dieron la confianza de representar una opción política cambiaron sin más ni más de partido.
Pero la desfachatez e irresponsabilidad de los legisladores y legisladoras no termina ahí, pues a pesar de que tienen registrados 5 mil 901 propuestas pendientes, los “representantes del pueblo” están más que listos para hacer campaña para reelegirse y continuar viviendo a nuestras expensas.
En la Cámara de Diputados, 467 de los 500 legisladores y legisladoras buscarán la reelección el próximo 2 de junio; en el Senado, 88 de 128 ya se acostumbraron a sus cómodas curules y trataron de repetir en la siguiente Legislatura.
El problema es que no nada más no cumplen con su trabajo, sino que tienen el cinismo para pedir el voto y nunca escuchan a sus representados y solo piden sus votos, pues de todas las iniciativas solamente UNA tuvo un origen en la ciudadanía y fue enviada directamente al limbo de la congeladora luego de ser presentada en marzo de 2023. La iniciativa proponía crear una partida presupuestal para que los trabajadores de las universidades e instituciones públicas de educación superior perciban un salario digno, el cual se ajustaría cada año.
Además, a pesar de que aprueban leyes, lo hacen al vapor, en la improvisación absoluta. Como muestra quedan 35 leyes que después de ser avaladas en el Senado fueron impugnadas en la Corte.
Pero nuestros representantes ya bajaron la cortina y nos dijeron hasta luego, dejando una larga cola de asuntos tan importantes como los nombramientos de más de 100 funcionarios e integrantes de instituciones autónomas.
Uno de los vacíos más importantes es el que se registra en el Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública. Los legisladores no se pudieron poner de acuerdo y todavía no se llevan a cabo los nombramientos de 3 comisionados del INAI, que hasta hoy suma 765 días incompleto.
Igualmente, queda en el olvido un tema crucial para las elecciones, que es el nombramiento de dos magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Según expertos, esta omisión pone en riesgo los comicios venideros, pues el Tribunal debe estar completo para poder calificar y en su caso ratificar los resultados electorales… pero los legisladores y legisladoras demostraron lo mucho que les interesa la democracia y se olvidaron de cumplir con su trabajo.
Eso sin mencionar la designación de 10 integrantes del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, de la presidencia del Instituto Federal de Telecomunicaciones, de consejeros del órgano evaluador de la Educación y del Sistema de Radiodifusión Pública y de 49 magistrados de tribunales electorales estatales.
En el tema de los dos magistrados que faltan en el TEPJF, estos hacen falta para calificar la elección presidencial, que se llevará a cabo el próximo 2 de junio, por lo que se pone en riesgo los comicios al tener que recurrir a mecanismos de emergencia para solventar esta ausencia.
Si a esto sumamos que tampoco cumplieron órdenes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que ordenó a la Legislatura sacar la Ley de Aguas (pendiente desde hace 10 años) y la despenalización de la mariguana, ni lograron discutir la reducción de 40 horas laborales a la semana o las 20 iniciativas enviadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador en febrero pasado, tenemos un Congreso que brilla por su incompetencia, cinismo e irresponsabilidad.
SOTTO VOCE
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