Dr. muy mono: Rakus, el orangután que usó planta medicinal para curarse una herida

Un orangután pareció tratar una herida con medicina de una planta tropical, en el ejemplo más reciente de cómo algunos animales tratan de sanar sus propios padecimientos con remedios hallados en la naturaleza, reportaron científicos el jueves.

Los científicos vieron como el orangután macho adulto arrancaba y masticaba una planta medicinal usada por gente en todo el sureste asiático para tratar el dolor y la inflamación.

El simio, llamado Rakus, seguidamente usó los dedos para untarse la herida en su mejilla derecha con el jugo de la planta. Luego apretó la mata masticada sobre la herida, como si fuese una venda, según un estudio publicado en la revista especializada Scientific Reports.

Las hojas masticadas pueden haber ayudado a reducir el dolor y la inflamación causados por la herida y favorecido su cicatrización, pues se cerró en cinco días y se curó por completo en un mes.

Ya había antecedentes de que los animales se curaban las heridas

Investigaciones previas han documentado la práctica de algunas especies de simios, de buscar plantas medicinales en el bosque para tratar heridas o padecimientos, pero hasta ahora ningún científico había visto a un animal automedicarse de esta manera.

“Esta es la primera vez que vemos a un animal salvaje aplicando una planta bastante potente directamente a una herida”, dijo Isabelle Laumer, coautora del estudio y bióloga del Instituto de Conducta Animal Max Planck en Konstanz, Alemania.

La curiosa conducta del orangután fue registrada en 2022 por Ulil Azhari, coautor del estudio e investigador de campo del Proyecto Suaq en Medan, Indonesia. Fotografías muestran que la herida cicatrizó en un mes sin ningún problema.

“El comportamiento de Rakus parecía ser intencionado”, ya que trató selectivamente con el jugo de la planta solo la herida facial, además se repitió varias veces, agregó Laumer.

Los científicos han estado observando a orangutanes en el Parque Nacional Gunung Leuser de Indonesia desde 1994, pero nunca antes habían visto tal conducta.

“Es una sola observación”, dijo Jacobus de Roode, biólogo de la Universidad Emory y quien no estuvo involucrado en el estudio. “Pero con frecuencia aprendemos de conductas nuevas a partir de una sola observación”.

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