Guillermo Santamarina cura esta exposición con 17 artistas que abordan la representación psicológica del cuerpo y/o la propia realidad y la radical transformación de las imágenes que han traído recientemente los prompts o instrucciones escritas con Inteligencia Artificial.
Al parecer, ningún artista uso I.A., ya que la totalidad de las obras se ejecutaron con disciplinas tradicionales manuales como pintura, dibujo o escultura; esta ingeniosa premisa, es la clave en esta curaduría: Del arte tendiente a lo psicológico se encuentran las pinturas de Bayrol Jimenez, los dibujos de Enrique Minjares, los relieves de Susana Marte, en particular su escultura Sin Título (Ensamble de Tres Pinturas), 2022, las decenas de dibujos de cuatro décadas de Diane Wilke o los intrigantes y densos dibujos de Oscar Rodrigo Ramirez. Cercanas a las imágenes con prompts de I.A., destacan las pinturas de Emerson Balderas o las de Manuel Mathar, en especial el óleo, La Necedad, 2022; los bronces de Benjamín Torres, las abstracciones de Rodrigo Ramirez o las disolvencias psico-fotográficas de Triana Parera.
Aun cuando algunos artistas sobran al no cumplir la premisa de la exposición y faltan artistas como Carolina Fusilier, Edgar Silva, Samuel Guerrero, etc., además de tampoco revelarnos la “pluralidad estilística en el panorama mexicano actual”, Santamarina demuestra tácitamente que sin duda es posible seguir haciendo arte después de la I.A., que las disciplinas tradicionales no pierden vigencia y acierta en buscar dotar de densidad cultural al arte surgido en la era digital al aludir a la psicología de las imágenes y sus aspectos culturales, de género o expresión afectiva, al tiempo que sutilmente no pregunta, ¿cuál es el efecto más importante de la Inteligencia Artificial en arte?, ¿la revolución que trajo en la creación de imágenes o cómo vemos y representamos estéticamente la realidad después de la I.A.?