Los efectivos militares y servicios de seguridad de Rusia lograron frenar una guerra civil durante la rebelión armada de 24 horas del grupo de mercenarios rusos Wagner, declaró este martes el presidente ruso, Vladímir Putin.
«Ustedes protegieron el orden constitucional, la vida, la seguridad y la libertad de nuestros ciudadanos, salvaron nuestro país de conmociones, detuvieron una guerra civil», afirmó durante un acto en la plaza de las Catedrales del Kremlin.
Allí reunió a representantes de las agencias de seguridad y de Defensa de Rusia que participaron en el operativo antiterrorista el fin de semana.
Según el mandatario, los militares y agentes de los servicios de inteligencia «cortaron el camino a la rebelión, cuyo resultado inevitable hubiera sido el caos».
Indicó que «el emplazamiento rápido y preciso de las unidades permitió frenar el desarrollo de una situación extremadamente peligrosa en el país y evitar víctimas civiles».
Recordó que los uniformados «garantizaron el trabajo de los principales centros de mando, las instalaciones estratégicas, incluidas las de Defensa, la seguridad de las zonas fronterizas y la retaguardia de todas las unidades que continuaban combatiendo heroicamente en el frente».
«No tuvimos que retirar unidades de la zona de la operación militar especial» en Ucrania, declaró, en alusión a la guerra que él mismo ordenó hace 16 meses, pero cuya palabra está prohibida en Rusia..
Recordó la muerte de varios pilotos durante la sublevación, al señalar que «no les tembló la mano y cumplieron con honor las órdenes y su deber militar», por lo que llamó a honrar la memoria de los caídos con un minuto de silencio.
Mil millones de dólares a Wagner
Putin admitió también que «el mantenimiento del Grupo Wagner corría plenamente a cargo del Estado, del Ministerio de Defensa y las arcas estatales».
El líder ruso precisó que sólo «entre mayo de 2022 y mayo de 2023, el Estado asignó 86,000 millones de rublos (unos 1,014 millones de dólares) para el mantenimiento del Grupo Wagner», compañía militar privada, ahora ilegal en Rusia.
El líder del grupo de sicarios, Yevgueni Prigozhin, “exiliado” en Bielorrusia, ganó en un año 80,000 millones de rublos (unos 945 millones de dólares) por el suministro de alimentos al Ejército ruso, señaló.
«Espero que nadie haya robado nada o haya robado poco. Pero, sin duda, nos vamos a ocupar de eso», aseguró, insinuando una investigación sobre el uso del dinero público por parte de los wagneritas.